Portugal reconoce la independencia del Brasil, que había sido proclamada 3 años antes con el Grito de Ypiranga: Independencia o muerte.
Las guerras napoleónicas habían provocado que la familia real portuguesa marchase a Río de Janeiro con su corte, lo cual había dado a Brasil grandes beneficios políticos y económicos los cuales fueron amenazados cuando Juan VI volvió a Portugal, a raíz de esto el príncipe Pedro proclamó la Independencia dando lugar al imperio brasileño que duró hasta 1889.
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