Hoy se cumplen 75 años del final de la batalla del Ebro (25 Julio- 15 Noviembre, 1938), la última ofensiva republicana en la guerra civil española 1936-1939, la batalla que supuso el final del ejercito popular, la desesperanza de no poder ganar la guerra y el certificado de defunción de la II República. Mientras Franco, tenía el camino libre para llegar a Barcelona y Madrid e imponer su régimen dictatorial.
La Historia recuerda la batalla, pero olvida: la muerte, la sangre y la destrucción. Recuerda los grandes discursos, pero olvida: las maldiciones, oraciones, llantos, gritos de dolor y desesperación de los combatientes.
Recuerda a los grandes personajes, que algunos de ellos no pisaron el frente y olvida: a los hérores anóminos, a los que estaban allí obligados que eran la mayoría, a los "biberones" imberbes adolescentes que fueron carne de cañón, a los voluntarios de fuera y otros miles que allí encontraron o tienen su tumba.
Recuerda el cruzar el río, tomar una cota, avanzar kilómetros y kilómetros a pie, defender una posición, pero no cuenta como, en mitad de un bombardeo, ráfagas de ametralladoras, explosiones de granadas, con hambre y viendo la muerte a escasos metros...
Recuerda los aviones tanques, camiones, metralletas, pistolas, fusiles, granadas y demás material bélico pero olvida a quien manejaba y empuñaba esas armas.
Y olvida también el llanto de las familias de los soldados caídos y las pesadillas de los veteranos...
josesabiouvm14@gmail.com
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